Las curvas se llevan de moda.
Durante lo últimos años del siglo XIX se dio un cambio de tendencia en cuanto al modelo de vestimenta femenina, donde podemos ver que se busca a una mujer que se muestre elegante y refinada. Para conseguir este propósito se dibujan figuras femeninas en forma de "S", donde el vestido o la chaqueta y la falda realza el talle de la misma estrechándolo al máximo, con un pecho generoso proyectado hacia delante y donde la parte posterior del cuerpo también se vea realzada mediante una especie de polisón. Dejando de esta forma las excentricidades de años y propuestas anteriores.
Se busca simplificar la forma de vestir, gracias a la creación de un nuevo traje sastre para ellas, que consta de una camisa ligera, una chaqueta corta y una falda de caída recta, la cual se recoge un poco por detrás. De esta forma se consiguió que las mujeres de la época no tuvieran que cambiarse hasta siete veces al día, ya que existía el vestido de mañana, el de tarde, para la visitas, el vestido para salir a la calle, otro para ir a un evento social, etc. También se fomento el uso del abrigo Chesterfield y el de tres cuarto, puesto que el abrigo Chesterfield estaba reservado al uso masculino hasta este momento.
Por otro lado, en este momento, vemos una floreciente apertura hacia los países asiáticos, lo que conllevo toda una influencia a la hora de vestir; no solo en el estilo sino también en el uso de varios tejidos como por ejemplo las sedas chinas. Esta influencia sobre todo es visible es los vestidos con motivos japoneses y abrigos en forma acampanada y cuello curvilíneo. También es notable la presencia de abanicos, bolsos y zapatillas con dibujos y motivos japoneses o asiáticos. No hay que olvidar que es en este momento cuando surge con mucha fuerza el uso de los quimonos japoneses como batas, utilizadas por las mujeres de la alta sociedad en la intimidad.
Otra influencia que se puede ver en este momento es el del Ballet Ruso, el cual aporta colorido y lentejuelas a los trajes tradicionales. Desplazando de esta forma los colores malvas, rosas, azules claros, etc.
Volviendo a la figura femenina, regresan de una forma
moderada los volúmenes mediante el uso del corsé que realza el busto femenino y
por el uso de las mangas de pernil, las cuales tienen un poco de volumen en el
hombro y van estrechándose hacia la muñeca. También se usan unas pequeñas
almohadilla, ya no es el polisón exagerado, para realzar y dar volumen a la
parte trasera femenina.
En cuanto a los peinados, las
mujeres prefieren un moño alto y ahuecado, con ayuda de almohadones y
horquillas, que les estilice la figura. Es frecuente el uso de sombreros
llamativos y extravagantes que se adornaban con plumas de pavo real, pájaros
disecados, perlas y otros ornamentos.
Con respecto a los zapatos, el tacón es
más alto y con la punta redondeada. Acompañado siempre por una medias negras
que de día son de hilo de Escocia y por la noche serán siempre de seda. Me
llama la atención como las mujeres pueden andar sobre esos tacones ya que no
parecen demasiado cómodos.
Para finalizar se normaliza el uso de los complementos, era
común usar guantes de de piel muy largos, algunos hasta con veinte botones.
Además se usaban grandes abanicos de plumas de avestruz, manguitos y joyas.
Todos estos cambios marcaran el paso hacia el nuevo siglo y marcara el estilo de lo que conocemos como la Belle Epoque.
No me gustaría terminar sin comentar de forma breve, los pequeños pero significativos cambios que surgen en la indumentaria masculina durante este periodo.
Sigue firme la idea de mostrar al hombre como un dandi, aunque menos exagerado que en años anteriores y la etiqueta sigue teniendo mucha importancia por lo que el caballero vestirá la dinner jacket para una cena pública o en lugares donde haya mujeres. Esta prenda tiene un parecido con el smoking aunque con un tejido más grueso.
Sin embargo, cuando las
damas se retiraban los caballeros ya pueden ponerse un smoking jacket que es de
forma similar a la prenda anterior pero de más abrigo. Esta prenda está pensada
para esos salones de fumar o las salas de billar de las casas de campo que
carecen de sistema de calefacción.
El traje de noche
obligatorio es el frac, que está realizado con tejido piqué y siempre lo adorno
con puños y cuello de seda negra.
Durante el día, los
hombres usan el redingote o la chaqueta de mañana cortada de forma curva sobre
las caderas y abotonadas hasta bastante por encima del pecho. También ha tenido
mucho éxito el abrigo Chesterfield, que se ha hecho más largo y con el tejido
cheviot en varios colores (negro, marrón, azul o gris) y lo termino con los
puños y el cuello de seda. Otro de los tejidos que más se va utilizar en mis
creaciones es el tweed, que puede ser cualquier lana de aspecto jaspeado para
confeccionar la chaqueta Norfolk. Esta chaqueta
tenía varios botones, cinturón y bolsillos, se usaba con unos calzones bastante
flojos con polainas y un sombrero de fieltro suave.
Marta...Me ha gustado mucho. Interesante,muy elegante y gráfico(es fácil imaginarse vistiendo a aquella mujer y aquel hombre).Lo has hecho accesible a todos,una delicada mirada retrospectiva a un periodo muy concreto...los últimos años del S.XIX.
ResponderEliminarEscribes...enseñando al tiempo que le imprimes un estilo de novela precioso.Me ha gustado mucho.Espero pronto otra entrada (este tema resulta fascinante).
Sólo apuntar que durante los años anteriores al XIX no todo fue excentricidad,pienso ahora en el llamado Estilo Imperio,tan neoclásico,exento de adornos;Paris era la que marcaba en la escena del traje,momento donde lo que sí se exageró fueron los rasgos femeninos,delicados y de feminidad de la mujer.Parecían figurines.Pienso ahora en el cine,en una película Orgullo y Prejuicio,de Jane Austen.Alguien dijo que el traje Imperio era casi como un traje nacional(transparencias,imitación de las figuras grecolatinas,lo que se llamó la volumetría,con muselinas,chaquetillas spencer y ellas también ya llevaban e incorporaban los largos abrigos Redingotes,y siempre chales...).
Marta ¡Mil Felicidades!.Me ha gustado mucho.Ketty